Podíamos esperar a que llegara el tan deseado mensajito de texto sin revisar mil veces el teléfono. También teníamos paciencia cuando se cargaban los videos en YouTube. Ahora le pedimos que se apure hasta al contador del microondas cuando calentamos agua para un té.
Nunca hubiéramos creído que esto se iba a convertir en moda. Las zapas blancas eran para hacer gimnasia en el colegio y nada más. Eran, porque ahora podés usar calzado deportivo hasta con pantalones de vestir. ¿Te acordás de Julia Roberts en Novia fugitiva? ¡Hoy casarse en zapatillas sería lo más cool!
Eso de dejarse las cejas gruesas y despeinadas es moda reciente. Antes nos pasábamos horas depilándonos pelito por pelito para tenerlas casi invisibles, algo que ahora nos parece espantoso. ¡Por suerte no llevamos más ese gesto de sorpresa permanente!
No sabíamos muy bien cómo iba a resolverse tanto misterio, pero éramos incondicionales. Fue una de las series que nos llevaron a la adicción total. También mirábamos Mad Men y estábamos todas enamoradas de Don Draper, de los vestidos de las protagonistas y de la altísima onda sixties de la serie.
No sabíamos cuál era el minuto a minuto de la vida de nuestra familia. Ni lo que estaban por almorzar nuestras amigas. Había que esperar a vernos para conocer las novedades, porque no existían los grupos de las mamis ni los 50 grupos de amigos del club de lectura, del gym, del verano en Punta, del curso de cerámica… Y lo mejor: ¡no existían las notas de audio de más de 2 minutos!
Hasta ese momento, era el único que tenía un chat gratuito y la posibilidad de manejar los mails. “Enviado desde Blackberry” al pie de los correos, toda una declaración de cancheritud. Nos causa gracia vernos en las fotos con ese armatoste, aunque a veces extrañamos ese tecladito encantador que murió a causa del touch.
Tu cuñada no salía tan divina en las fotos. Aunque todavía no la conocías, estás segura de que esa piel de terciopelo no es genética privilegiada: tiene mucho que agradecer a los filtros de su smartphone. Además, antes le pedíamos a otro que nos sacara una foto, y ahora llevamos siempre el palito de la selfie (¡y sabemos en qué ángulo exacto hay que ponerlo para salir divinas!).
Quemábamos CD con los hits de Lady Gaga o Amy Winehouse y pensábamos que éramos re capas… Hoy no sabemos dónde meter esa pila de CD (¿se tiran, se guardan en la baulera?). También éramos fans de Fotolog y de los blogs, y el sueño de ser escritoras o cronistas nos tentó a abrirnos uno. Comenzábamos a exhibirnos en las redes sociales y escribíamos sobre lo que nos interesaba o mostrábamos nuestro mundo interior. Todavía no los borramos, están ahí, flotando en la nube…