Has oído hablar de la anorexia y de la bulimia nerviosas. La primera surge cuando se restringe el consumo de alimentos, comiendo muy poco y, como consecuencia, se llega a la pérdida de un 25% del peso corporal, mientras que la segunda se da cuando la persona, a través de conductas purgativas, trata de eliminar lo ingerido tras un atracón. Pero si hablamos de Trastornos de Conducta Alimentaria (precisamente hoy se conmemora el Día Mundial de Acción contra los TCA), debemos hablar también de otro menos conocido y visible, como es el Trastorno por Atracón.
Precisamente el hecho de que pase más desapercibido hace que su diagnóstico sea más tardío, debido sobre todo a que no presenta previamente tanto signo de alarma. Se produce cuando la persona come de manera compulsiva una gran cantidad de comida en un corto periodo de tiempo, sin intentar eliminarlo a través de conductas purgativas. Hay un dato importante y es que este trastorno es frecuente también en varones.
Cuando nos enfrentamos a este problema, una de las primeras cosas que hay que hacer es tratar de atajar las causas que nos generan ansiedad. “Lo primero es identificar por qué estamos sintiendo ansiedad, ya sea por un trastorno de ansiedad, una alteración endocrina, como hipertiroidismo, o un excesivo consumo de excitantes, como la cafeína. Posteriormente, identificar la relación entre la ansiedad y la comida, y si hay otras emociones asociadas (comer como premio, por aburrimiento, por tristeza…)”, explican Sara Rueda y María García, nutricionista y psicóloga respectivamente de BluaU de Sanitas.
Las expertas, además, nos detallan que el hambre emocional suele estar muy relacionado con la ansiedad, ya que cuando se activa esta “falsa sensación de hambre” comemos, no porque lo necesite nuestro organismo, sino porque nuestro cerebro prefiere el alivio rápido o solución rápida que le da la comida, aunque no sea la adecuada para resolver la emoción/es que han provocado la sensación de hambre emocional.
“Por tanto, el hambre emocional no aparece por una circunstancia biológica ni natural, sino que es la respuesta a otra carencia interna. Esta carencia suele estar relacionada con motivos emocionales tales como ansiedad, depresión, aburrimiento, tristeza, etcétera”, nos dicen.
Sin duda, hay que tenerlo también en consideración pues, como decíamos, se puede englobar dentro de los Trastornos de Conducta Alimentaria (TCA), que son trastornos mentales graves, que afectan a aquel que lo padece en la manera de relacionarse con la comida, bien sea a través de restricciones, purgas, o atracones, entre otros síntomas. Como decíamos, este 2 de junio se celebra el Día Mundial de Acción contra los TCA, un día en el que el objetivo es dar visibilidad a este problema, sobre todo teniendo en cuenta las cifras que son, sin duda, para reflexionar. Así, en España hay registrados más de 400.000 casos de personas que sufren estos trastornos, dato que se ha visto incrementado en un 15% en menores de 12 años.
“Este tipo de trastornos no aparecen por una sola causa en concreto, si no que se relaciona con múltiples factores y variables que pueden precipitar su aparición, como factores ambientales, entornos familiares, predisposición genética, estresores, aprendizajes a lo largo de la vida, en especial en el periodo de la adolescencia, rasgos de personalidad, baja autoestima, contextos híper exigentes, etc. Por lo que se denomina que es un trastorno de etiología multicausal”, cuentan los expertos de la Clínica López Ibor, que cuenta con una unidad de expertos en este tipo de trastornos.
Cierto es que hay factores que pueden tener influencia en el desarrollo de estos trastornos, y uno de ellos, que se debe tener muy en cuenta, son las redes sociales. “Al ser un trastorno multifactorial se prevé que las cifras de afectados en TCA pueda aumentar, debido al uso de las redes sociales. Aproximadamente un 60% de usuarios de estas plataformas digitales son mujeres adolescentes, población de mayor riesgo a padecer la enfermedad. Teniendo en cuenta que estamos sobreexpuestos a un ideal estético delgado, en las redes sociales se tiende a promover este ideal, por lo que la población joven se encuentra en continuo contacto con este tipo de imagen. Además, hay que tener en cuenta la gran cantidad de críticas que se profieren hacia el cuerpo, y en algunos casos, sin ningún tipo de pudor, por lo que se va generando progresivamente malestar hacia el propio cuerpo, y depositando la validez y el reconocimiento en el cuerpo delgado” ,resume el equipo de psicología de la Clínica López Ibor.
Y añaden que otro de los peligros de las redes sociales son los hashtags que van dirigidos a la delgadez y a la consecución de la bajada de peso, que se encuentran enmascarados. A pesar de esto, algunas de las redes sociales más importantes luchan contra este tipo de sucesos, y han ido a favor de movimientos por la recuperación del TCA”,