En lo que a mecanismos psicológicos respecta, se observa que el ejercicio físico regula mejora el estado de ánimo. Diversos estudios y muchos especialistas en el tema demuestran que facilita el manejo de emociones negativas, tales como la ira y la rabia y por otro lado, ayuda a mejorar la calidad del sueño. Incrementa la sensación de fortaleza, de seguridad y de control sobre sí mismo y sobre el medio. En este sentido, contribuye con una mejor percepción del sentimiento de autoeficacia.
Se ha comprobado que la práctica de un deporte optimiza la autoestima, ya que los cambios en el cuerpo contribuyen a mejorar la imagen corporal y promover sentimientos de mayor dominio en habilidades y capacidad física. Es importante elegir actividades físicas que sean agradables y placenteras, de modo que se practiquen de forma habitual.
La prescripción de realizar actividad física en pacientes con trastornos de pánico tiene varias aristas de beneficios. No solo por las virtudes tradicionales, sino porque estratégicamente a los pacientes dicha actividad lo obliga a salir de su casa y así respiren aire libre en actividades deportivas en el exterior o a sociabilizar en gimnasios.
Hay estudios que lo atestiguan empleando los training en ejercicios aeróbicos como facilitadores de la terapia en trastornos de pánico o efectos del rendimiento deportivos en situaciones de presión y ansiedad, o los efectos del rendimiento deportivo en la vida emocional.
La idea es que el paciente movilice su parte social y salga de su reclusión, active sus endorfinas y pueda contactarse con su cuerpo de manera positiva.
Se recomienda hacer ejercicio físico 4 o 5 veces por semana a un paso de marcha de 10 minutos por km totalizando 3 km, al tiempo se puede correr a la velocidad de paso de marcha forzada.
Toda actividad física, es beneficiosa. Así que, caminar, correr, bailar, nadar, desplazarse en bicicleta, o realizar tareas domésticas, cuenta.
Los beneficios son numerosos como el cardiovascular, cardiorespiratorio, fortalecimiento y aumento de la masa muscular, eliminación de grasas, fortalecimiento de articulaciones, más allá de los efectos psicológicos como la relajación, la producción de pensamientos en positivo, el corte de actividades estresantes, estímulo a la creatividad, entre otros factores.
La persona debe tomarse el tiempo para su ejercicio: ponerse las zapatillas y salir a caminar o correr. No se trata de darle un rol secundario a la actividad sino de otorgarle un estatus de importancia, cosa que no sucede con frecuencia. Muchos caminan hacia su trabajo porque les queda cerca, otros solo van a hacer la compra por lo mismo y, al final, no se están ejercitando realmente.
No es que sea una actividad equivocada, pero se trata de hacer el lugar en la vida para esa pausa deportiva: es un momento que dedico para mi, es la premisa. Es importante conectarse con el verde, la tierra, los pájaros, el río, el parque,la música en los auriculares o el sonido de la naturaleza: todas imágenes tentadoras de ese espacio.
El uso del deporte es hablar el lenguaje del cuerpo, tan utilizado en la ansiedad y el pánico. Esta práctica posibilita avanzar y desarrollar múltiples recursos personales, mejorando la estética, la salud y la autovaloración, y básicamente haciéndonos vivir una vida más tranquila, más conectada con nosotros mismos, detectando qué es lo que nos hace bien.