En las habitaciones infantiles compartidas en las que normalmente no sobran los metros cuadrados, se debe respetar la personalidad de cada niño, mediante una decoración que armonice. Para lograr dicha armonía, tenes que animarte a jugar con la simetría de los muebles, cambiando el color o los estampados, cuando son pequeños, y romperla, cuando son adolescentes, mediante un armario o una estantería que los otorgue cierta privacidad.
Cuando son pequeños es conveniente ponerlas en paralelo, para que se vean, se tranquilicen y hablen de sus cosas; mientras que, según van haciéndose mayores, lo ideal es crear dos espacios, ubicándolas en línea o en L. De la misma manera, en habitaciones infantiles alargadas es más adecuado situar una en cada extremo y en las de planta cuadrada, en ángulos diagonalmente opuestos y cambiando su orientación, para que queden perpendiculares entre sí.
En el caso de que tus hijos estudien fuera y solo vengan a casa en temporadas o por vacaciones, el modelo nido es la solución ideal, ya que te permitirá disponer de una cama extra sin recargar el espacio de muebles. Si lleva ruedas, puedes moverla donde quieras, sin necesidad de que ambas camas estén pegadas.
Para crear la sensación de que son dos habitaciones independientes que comparten espacio, nada mejor que usar los muebles como elementos divisorios. Puede bastar con un dosel, pero también son muy prácticas para este fin las librerías sin trasera, ya que proporcionan espacio extra para guardar a ambos lados. La idea del escritorio doble también nos gusta.
Además de la cama, puedes emplear otros métodos que te ayuden a delimitar visualmente las dos partes de la estancia, sin necesidad de cerrarlas. Así, es importante que cada una de ellas cuente con una lámpara cerca y que desde su ‘rincón’ cada niño pueda manejar los interruptores generales de la luz. Otra buena idea para diferenciar las zonas es pintar cada una de ellas de un color, elegir cabeceros diferentes, etc.
Si por edad o sus gustos son muy afines, esta solución te permitirá crear un lugar, donde cada uno de ellos encuentre su refugio cerca de su hermano. Eso sí, incluso si son muy parecidos o tienen el mismo sexo, procura que las sábanas de cada uno sean diferentes: ¡Te lo agradecerán!
Aunque en las habitaciones infantiles compartidas es importante que cada uno tenga su propio espacio, lo cierto es que también es necesario contar con un área común, donde sin importar la edad, puedan encontrarse, desahogarse y divertirse juntos. En función de la distribución del cuarto, puedes situarlo en el centro o en una esquina, como aquí. Coloca una alfombra, una mesa para pintar, cajas para guardar los juguetes.
En las habitaciones que comparten dos o más hermanos se multiplican los juguetes, accesorios deportivos, material escolar… Lo que supone un verdadero desafío. Además de muebles, los baúles, las camas con cajones inferiores, los escritorios con hueco para guardar y soluciones similares te permitirán desahogar la habitación .