Expertos debaten acerca de cuál es el momento del día más conveniente para incursionar -o para los que ya son expertos- realizar esta actividad. Según el tiempo en que se realice, durante la mañana, tarde o a la noche; esto traerá diferentes respuestas en nuestro organismo.
Si bien hay una hora más adecuada para hacer running; están quienes necesitan empezar el día bien activo, y también están quienes prefieren la tarde/noche para descargar la tensión de la jornada. Claro, depende de la disponibilidad de horarios de cada uno, algunos lo hacen en los pocos momentos libres.
Otros factores que influyen al momento de elegir el horario en el cual realizar esta actividad física, son los factores climáticos o la seguridad de la zona. Por eso, es que además de las recomendaciones científicas, hay que tener en cuenta nuestras realidades sociales. A pesar de que un momento del día es el más beneficioso, todos aportan a nuestra salud. Y es importante hacer el ejercicio que se pueda, en el tiempo que se pueda. Mejor es poco que nada.
Los que eligen la mañana
El atleta Ezequiel Kelis, entrenador del Elite Running de La Plata, opta por la mañana. Detalla para los adeptos a los hábitos matutinos que compartan misma la rutina, la importancia de desayunar previamente antes de realizar actividad física.
La doctora Magali Almada, especialista en Medicina del Deporte del Hospital Universitario Austral, compartió la misma respuesta. Justificando que la liberación de endorfinas durante la mañana genera sensación de bienestar durante todo el día. Además, se acelera el metabolismo basal y esto permanece por un tiempo prolongado facilitando el descenso de peso.
El ejercicio matutino resulta ser el plan ideal para comenzar y afrontar el día de la mejor manera. Una investigación de Scott Collier, especialista de la Universidad Estatal de Appalachian (Estados Unidos), aseguró que el ejercicio matutino reduce la presión sanguínea, prolonga el tiempo de sueño y también mejora la calidad del mismo. Este período del día otorga, además, un aporte en relación con la disminución de peso. Un estudio de la Universidad de Northwestern en Estados Unidos publicado en la revista Plos One reveló que la luz solar tiene una clara influencia en el sueño y el ritmo cicardiano, que está vinculado con el “reloj” interno del cuerpo humano y asociado con el concepto de índice de masa corporal, ya que regula el metabolismo, el deseo de comer y la energía del cuerpo.
Los que eligen tarde/noche
El doctor Michael Vitiello, profesor de psiquiatría y ciencias conductuales de la Universidad de Washington, explica que el período más adecuado oscila entre las 14 y las 16, ya que se combinan tres motivos: el físico ya estuvo tiempo suficiente en movimiento, las primeras comidas (desayuno y almuerzo) no están tan próximas y la temperatura corporal es óptima.
Existen estudios que contraponen el tema y recomiendan entrenar más cerca de la noche. La razón es que el cuerpo humano alcanza su máximo rendimiento en el comienzo de la noche. Con los músculos calientes y flexibles, la temperatura corporal está en su nivel más alto entre las 16 y 19 horas. Es cuando el organismo está “más despierto”, lo que favorece el incremento de la performance. Las rutinas nocturnas suelen asociarse además como una terapia natural indicada para liberarse del estrés acumulado durante el día.
Una opción más personalizada
Para el profesor de Educación Física Marcelo Perotti influye en cada persona su biorritmo, es decir las alteraciones biológicas cíclicas (respiración, frecuencia cardíaca, sueño, vigilia). Un cálculo y combinación de estos factores serán los que permitirán saber para cada uno, cuál es el momento ideal del día para hacer running o cualquier otro tipo de actividad física. Esta teoría realiza una serie de cálculos a partir de la fecha de nuestro nacimiento. Los biorritmos son representaciones, gráficas o digitales, de fuerzas de estímulo químicas y sensoriales que varían sobre una base periódica. Como estas influencias «desencadenan» numerosas funciones corporales, la técnica para determinar la intensidad y duración de los ciclos constituye un método para calibrar las potencialidades relativas de rendimiento del cuerpo en los distintos momentos durante los ciclos.