El celular se convirtió en un elemento imprescindible en la vida de las personas. Cada vez son más quienes no pueden estar sin él durante mucho tiempo por necesidades personales o laborales. ¿Te sentís identificado? ¿Cómo te comportás si no tenes tu celular a mano? ¿Qué tanto te afecta la idea de perderlo u olvidarteló en casa antes de salir? ¿Limitás tus relaciones con los demás a las redes sociales y al whatsapp?
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2009 más del 50 % de las poblaciones de los países usaban celular. La Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), organismo adscrito a la Organización de las Naciones Unidas (ONU), publicó a mediados de 2016 que casi todo el mundo —95 % de la población del planeta— utilizaba algún tipo de dispositivo móvil.
No es que estos aparatos sean malos, pero su uso desmedido e irresponsable puede traer consecuencias negativas al ser humano. Numerosas condiciones físicas y psicológicas han surgido, o se han intensificado, a causa de ello. El síndrome del túnel carpiano, las enfermedades de la columna, los ojos y los oídos; la dependencia, la nomofobia (temor a perder el celular), entre otros problemas, se suman a las afectaciones padecidas actualmente por las relaciones sociales de la gente.
Muchas personas no miran a los otros cuando les hablan por estar atentas a la pantalla del dispositivo móvil. Otras lo consultan en sitios y momentos que no son apropiados, como una sala de cine, una cita romántica o una reunión familiar. ¿Te sentís identificado con esta descripción o reconoces en ella a un familiar o amigo?
Hacer un diagnóstico de qué está ocurriendo en tu cotidianidad a partir del manejo que le das a tu celular es más fácil si identificás las señales de que lo estás usando en exceso. Quizás no seas consciente de la situación, así que te invitamos a mantenerte abierto a las posibilidades y a evaluarte.
Es esencial una reflexión sobre el aprovechamiento del tiempo libre, en compartir espacios de calidad con personas que amas y en realizar actividades diversas que no involucren la utilización de aparatos tecnológicos. Una primera reflexión para poner en el lugar que le corresponde al aparato celular, es considerar a la tecnología como una herramienta, no a la inversa (nosotros como una herramienta de la tecnología).