No te imaginas el poder que tienen las palabras en nuestra vida. Las frases que usamos y cómo las decimos pueden cambiar nuestros días e incluso sin darnos cuenta, hay ciertas palabras que nos están generando una barrera hacia el éxito y la felicidad, que por muy simples que parezcan, generan grandes cambios.
Así lo asegura Bernard Roth, profesor de ingeniería de la Universidad de Stanford y Director Académico del Instituto de Diseño Hasso Plattner de Stanford. La verdad es que le encontramos sentido a su teoría: el simple hecho de eliminar o cambiar una palabra puede ayudarnos a lograr nuestros objetivos, ya que finalmente lo que le estamos mandando a nuestra mente, es otro mensaje.
Hacia un objetivo: el éxito
El profesor Bernard Roth sugiere que son dos los cambios que debemos hacer en nuestra forma de expresarnos, más específicamente eliminar/cambiar palabras concretas.
Eliminá el “Pero”
Según Roth, la palabra “pero” siempre crea un conflicto o una excusa. “Cuando utilizas la palabra <pero> creas un conflicto, a veces una razón, que en realidad no existe”, explica. Si eliminamos los “pero” entonces automáticamente estaremos buscando espacios a una solución. Conflictos claro que puede haber, sin embargo la gracia está en buscar soluciones.
Por ejemplo con la siguiente frase: “Quiero ir al cine, pero tengo que trabajar”. Ese “pero” nos está haciendo optar por uno o lo otro, cuando en realidad puede ser posible hacer ambas si eliminamos tan solo una palabra: “Quiero ir al cine, y tengo que trabajar”. De inmediato te estás abriendo paso a una solución.
Cambiá las palabras “Tengo que” por “quiero”
Roth recomienda reemplazar la palabra “tengo que” por “quiero”: “Este ejercicio es muy efectivo para que las personas tomen consciencia de que lo que hacen en su vida, incluso las cosas que encuentran desagradables, es porque lo han elegido”. Este pequeño cambio en realidad esconde el trasfondo de elegír tomar las acciones no como una responsabilidad u obligatoriedad, sino como algo que deseamos hacer e inmediatamente nos abre una proyección a futuro de nuestra vida.
Un ejemplo muy sencillo: uno de los alumnos de Roth sintió que tenía que matricularse en los cursos de matemáticas que requería su programa de posgrado, a pesar de que los odiaba. Luego de hacerlo, tomó consciencia que él realmente quería tomar los cursos, porque en definitiva su beneficio era mayor que la incomodidad de asistir a las clases que no le gustaban. Todo se trata de elecciones y cada cual está donde quiere estar.
Aplicá estos dos sencillos consejos a tu vida y te vas a dar cuenta que cuando utilizas un lenguaje distinto podes percatarte de que un problema en realidad no es tan difícil de resolver como parece y que vos tenés más control sobre tu vida de lo que en realidad creés.