Los 5 casos mundiales de submarinos hundidos

03
Dic

Los 5 casos mundiales de submarinos hundidos

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La tragedia del ARA San Juan remonta a otras catástrofes marítimas que impactaron al mundo y estuvieron rodeadas de misterio.

La más recordada fue la del submarino soviético Kursk, el 12 de agosto del 2000, en el que murieron los 118 tripulantes, luego de dos explosiones en la sala de torpedos y cuyo hundimiento representó uno de los mayores desastres de la historia naval rusa.

En aquel entonces, el submarino de 154 metros de largo y casi 20.000 toneladas de peso, sufrió dos fuertes explosiones mientras realizaba maniobras militares en el Mar de Barents, a más de 100 metros de profundidad. Debido a la fuerza de las detonaciones, la nave no pudo salir a flote y durante mucho tiempo se supuso que todos los marinos habían perdido la vida al naufragar en las aguas heladas del océano Ártico.

Sin embargo, una carta hallada en el cuerpo del teniente Dimitri Kolesnikov demostró que esa presunción no era cierta. La nota decía: “Ninguno de nosotros puede salir a la superficie. Estoy escribiendo a ciegas”. No todos los tripulantes habían muerto a causa de la explosión, al menos 23 agonizaron sin luz y con un oxígeno que se iba agotando con el correr de las horas.

En un principio, la Armada rusa intentó mantener en secreto la tragedia pero, 16 días después del episodio, la presión pública de los familiares de los tripulantes llevó a la fuerza a aceptar ayuda extranjera para intentar rescatar a los supervivientes.

El Kursk permaneció más de 14 meses en el fondo del mar y fue reflotado en una complicada y millonaria operación que duró más de tres meses. Para sacarlo a flote hubo que seccionar su proa con una sierra y perforar el casco con 26 agujeros para fijar los cables, de 25 centímetros de diámetro y 900 toneladas de resistencia cada uno.

Los efectos de la tragedia rusa modificaron para siempre los protocolos de búsqueda: en 2003 se creó la Oficina Internacional de Escape y Rescate de Submarinos (Ismerlo), para evitar, por ejemplo, retrasos en la intervención de otros países como ocurrió con el Kursk.

Otras dos tragedias sacudieron a la armada soviética. Una fue el caso del submarino Komsomolets, el 7 de abril de 1989, cuando un incendio en un compartimiento provocó la muerte de 42 de los 69 tripulantes a bordo. Según trascendió en su momento, cuatro de ellos fallecieron en el momento del incendio y el resto ahogado o por la exposición a material peligroso.

El caso del K-8, en abril de 1970, fue el primer accidente de un submarino nuclear de la antigua URSS. Los 52 marineros murieron a bordo tras dos incendios simultáneos que provocaron que la embarcación se fuera a pique después de un ensayo en el Golfo de Vizcaya, al norte de España.

La armada de Estados Unidos también vivió dos grandes catástrofes de submarinos en su historia naval: los hundimientos del USS Scorpion, que terminó a más de 3.400 metros bajo el mar en 1968 por razones que aún hoy se desconocen; y el del submarino USS Thresher, en 1963.

El caso del SS Scorpion tiene enormes similitudes con la tragedia del ARA San Juan. Había zarpado el 15 de febrero de 1968 desde Virginia hacia el mar Mediterráneo para realizar ejercicios de despliegue y observación en conjunto con fuerzas de la OTAN, aunque en ese entonces se habló de una misión secreta, pero el 22 de mayo de 1968, desapareció.

Se habían efectuado reparaciones en el astillero naval de Norfolk durante cuatro meses, pero la tragedia hizo suponer que estos arreglos se hicieron a las apuradas para que la máquina volviera a entrar en servicio. Por entonces, Estados Unidos estaba en plena Guerra Fría con la Unión Soviética.

Cuando habían finalizado los ejercicios y el Scorpion regresaba a la base, realizó su última transmisión estando a 80 kilómetros al suroeste de las Islas Azores. A las 24 horas debía reportarse, pero eso nunca ocurrió. Pasaron seis días hasta que se declaró la emergencia y comenzó una búsqueda intensiva de la flota aeronaval. El 5 de junio fue declarado oficialmente perdido.

El 22 de mayo, a 400 kilómetros de las Azores, una “anomalía hidroacústica” fue detectada desde las estaciones de las Islas Canarias, Terranova y, casualmente, Argentina. Con esas coordenadas se concentró la búsqueda.

Seis meses más tarde aparecieron los primeros restos sobre el fondo oceánico. Se cree que el submarino nuclear estaba a 3.000 metros de profundidad en un talud abisal, a 740 kilómetros de las Islas Azores. Naufragó en aguas internacionales.

En 2012, más de 40 años después del accidente del USS Scorpion en el que murieron 99 miembros de la tripulación, un grupo de veteranos de la Marina estadounidense solicitó reabrir la investigación para dar con la causa del hundimiento.

“No sabemos lo que pasó con esta embarcación, y sin embargo, lo tratamos como si no hubiera nada más que averiguar”, afirmó uno de demandantes al diario USA Today. Sin embargo, se desconoce si el Gobierno estadounidense inició una nueva investigación.

En la tragedia del USS Thresher, que ocasionó la muerte de sus 129 tripulantes, la nave tocó fondo a una profundidad de 2.560 metros. Según los informes militares estadounidenses, una posible falla en el sistema de ductos fue la causa del hundimiento.

El buque salió al mar para llevar a cabo una prueba a unos 350 metros de profundidad. No había nada extraordinario: desde el momento de su entrada en servicio en 1960, había realizado 40 inmersiones similares.

A las 07.47 del 10 de abril de 1963, el submarino empezó a sumergirse sin problemas. La profundidad en el lugar era de 2.560 metros. A las 09.13 horas los tripulantes informaron “problemas pequeños” relativos a una desviación en la posición del sumergible. Más tarde, informaron que intentaba llenar los tanques de lastre y subir en forma urgente a la superficie. Por varios minutos, hubo silencio de radio. Luego, se recibió una parte entrecortada que decía: “La profundidad de prueba…”, mientras se escuchaba un crujido. El terrible sonido del casco aplastado por la fuerza del agua.

Se lo buscó largamente. Sondas acústicas ayudaron a descubrir distintas piezas que podían formar parte del submarino. Recién el 30 de mayo, las fotos del fondo del mar sacadas con sondas acústicas mostraron timones y una parte del casco del Thresher.

Al investigar las causas de la tragedia, la comisión de la Armada llegó a la conclusión de que el hundimiento había sido ocasionado por una estructura de tuberías exteriores, que no soportó la inmersión a una profundidad tan grande.

Fuente: InfoSociedad

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