Una vulnerabilidad en los procesadores Intel de sexta, séptima y octava generación; pone en riesgo a millones de computadoras de todo el mundo. ¿Lo peor de todo? Este problema afecta a todo tipo de dispositivos, computadoras de escritorio, laptops, sin importar marca o sistema operativo.

La mayoría de las fallas descubiertas requieren acceso físico al equipo, salvo un caso que sí permite un ataque remoto.

El problema está en el Intel Management Engine, que ya había tenido problemas en 2016. Lo grave es que permite ejecutar un código malicioso para acceder a información del sistema y tomar control de la computadora. El fallo afecta a los chips Intel Core de sexta, séptima y octava generación (Skylake, Kaby Lake y Kaby Lake R), así como a los Pentium, Celeron, Atom y varios procesadores Xeon (Intel Xeon E3-1200 v5 y v6, Intel Xeon escalables, Intel Xeon W, Intel Atom C3000, la serie Apollo Lake Intel Atom E3900, Apolo Lake Intel Pentiums y los procesadores Celeron N y J).

Intel, además de confirmar la vulnerabilidad en su página, publicó una herramienta de detección para Windows y Linux, junto a parches para sus mini computadoras NUC y Compute Stick. Ahora los fabricantes son los que tienen que lanzar parches de seguridad para solucionar el problema. Las empresas más afectadas serían Dell, Lenovo y HP, con más de 100 modelos cada una.