¡En promedio las comidas de las fiestas de Diciembre pueden hacerte consumir hasta unas 3.500 calorías por plato! (casi el doble del total recomendado para un solo día). De hecho, según un estudio es muy probable que se inicie el mes de Enero con casi un kilo de más, del que no podrás deshacerte en el resto del año. ¡Auch!
Pero no te preocupes, que de ninguna manera te estoy sugiriendo que te pierdas las ricas cenas de Nochebuena y Nochevieja, ni mucho menos que actúes como bicho raro en una esquina sobreviviendo a punta de lechuga y pechuga de pollo a la plancha mientras que el resto de la familia disfruta de las comidas típicas de las fiesta (que sí, engordan ¡pero son tan ricas!).
Seguí estos sencillos pero inteligentes y efectivos consejos para evitar engordar en Navidad. Para que puedas seguir comiendo tus comidas preferidas, y disfrutar de las fiestas libre de preocupaciones (¡y libre de kilos de más!).
Está comprobado que si utilizas un plato grande te servirás más comida. Y aunque no estamos intentando que comas raciones chicas, tampoco está bien atiborrarse de comida hasta que la ropa se reviente. Utilizá un plato pequeño y auto-mágicamente disminuirás la cantidad de comida, evitando comer más de la cuenta y sin darte la sensación de que tu plato está vacío. Recordá que siempre tendrás la posibilidad de servirte nuevamente si te quedás con hambre, así que aplicá este consejo sin miedo. ¡Te garantizo que funciona!
Esto parece obvio pero no te imaginas cuántas veces nos saltamos éste primer paso en nuestro proceso digestivo (no exagero, dicen que hay uno de esos en cada casa).
¡Se supone que deberíamos masticar unas 30 veces cada bocado!
Al masticar suficientemente la comida estarás predigiriéndola, lo cual ayudará muchísimo a tu estómago con la digestión final, haciendo más eficiente todo el proceso. Recordá que si no digerís bien la comida vas a tener menos probabilidad de absorber los nutrientes necesarios, y eso hará que te dé más hambre y comas más de la cuenta. Además, el masticar mejor los alimentos te traerá un beneficio adicional…
Esto va de la mano con el punto anterior. Cuando comés demasiado rápido tu estómago no tiene tiempo de indicarle a tu cerebro que ya has comido lo suficiente. Este proceso se demora unos 20 minutos en ocurrir, así que si comes mucho más rápido que eso inevitablemente terminarás comiendo de más, sólo para sentirte como un balón lleno de piedras unos minutos más tarde.
Mejor vamos a evitar esa sensación tan fea y comamos lo que el cuerpo necesita, ni más ni menos. Para eso, masticá bien tu comida, tratá de tomar bocados pequeños, y comé lentamente.
¿Te acordas de lo que hablamos en el primer punto? ¿Eso de poder servirte dos (o tres, o más) veces si quedabas con hambre? Bueno: ANTES de servirte la segunda ración ¡pensalo dos veces!
A veces creemos que tenemos hambre pero es sólo algo de sed, o que nuestro cerebro no ha tenido tiempo de procesar las señales de saciedad que le envía el estómago, o simplemente gula (qué palabra más horrible).
El caso es que esperando algunos minutos antes de servirte nuevamente le darás tiempo a tu organismo de sacar sus propias cuentas, y lo más probable es que después de ese tiempo ya no quieras comer más. Cuando eso ocurra descubrirás el nuevo mundo del “comer lo justo y necesario” ?