Uno de los principales problemas de los iniciados en la jardinería es que no saben qué plantas son las más adecuadas ni cuáles sus cuidados. De hecho, la mayoría de las veces, pecamos de un exceso de riego, frente a un defecto, lo que provoca enfermedades en la planta como el oídio (que provoca que le salgan manchas blancas en las hojas) o que las raíces se pudran. La humedad es una de las principales enemigas de las plantas.
También es importantísimo tener en cuenta que cada planta tiene unas necesidades hídricas diferentes y que los plazos de riego pueden no funcionar de igual manera en climas cálidos que húmedos. Por ese motivo, es aconsejable empezar con plantas superresistentes, que soporten casi cualquier tipo de condición de riego. Eso sí: sea cual sea tu planta comprueba siempre la humedad del sustrato antes de regarla. Puedes hacerlo introduciendo un palo (o el dedo) en la tierra para comprobar su nivel de humedad. Si sale húmedo, es que aún no necesita que la riegues.
El aloe vera es una de las plantas suculentas más populares y no solo por su porte esbelto y elegante verdor, sino por la cantidad de propiedades que tiene. De hecho, es conocida como ‘planta milagrosa’, ya que es favorece la cicatrización, alivia el dolor, es antiinflamatorio y es perfecta para hidratar y proteger la piel. Además es una planta que se propaga ella sola muy fácilmente, ya que con el tiempo le salen pequeñas plántulas, que podrás trasplantar a otra maceta para que prospere.
Hay tres cosas básicas que necesita un aloe vera para crecer fuerte: un buen drenaje, mucho sol y agua.
Drenaje: asegura un sustrato con buen drenaje: puedes emplear roca volcánica. Se coloca en la base de la maceta, antes de introducir la tierra. También puedes mezclar la tierra con arena, de manera que las raíces puedan oxigenarse.
Luz: necesitan tantas horas de sol, aunque en verano es mejor protegerla del sol directo que podría quemar sus carnosas (verás que se ponen marrones).
Agua: aunque requiere que el sustrato esté siempre un poco húmedo, evita encharcarla o dejar agua en el plato.
Temperatura: mantenla entre 17 y 27 °C. Si se expone a temperaturas inferiores a 10 °C, podría pudrirse.
Si te gustan las plantas grandes en el interior de tu casa y quieres iniciarte en la jardinería, una Costilla de Adán es una planta con muchísimo poder decorativo y con unos cuidados muy sencillos. Se caracteriza por sus grandes hojas partidas, como imitando a unas costillas, de un atractivo verde intenso y brillante. Esta planta de origen tropical, en realidad, es una planta trepadora, que necesitará de unos tutores para mantenerse erguida.
Aunque es una de las plantas más sencillas de cuidar e ideal para iniciados en la jardinería, deberás prestarle ciertas atenciones. Además, puede cultivarse en interior (aunque no florecerá) y exterior:
Luz: si la tienes en una maceta dentro de casa, colócala en una estancia luminosa, pero sin sol directo, donde pueda aprovecharse de toda la luz que entra por ella. En cambio, en el exterior, prefiere condiciones de semisombra.
Temperatura: no es adecuado exponerla a temperaturas inferiores a 5 °C. De hecho, las heladas podrían abrasarla por el frío. La temperatura ideal para una Monstera Deliciosa es unos 25 °C.
Riego: necesita un riego moderado, dejando secar el sustrato entre riego y riego y aumentando la frecuencia durante los meses de más calor. Aguanta bien los ambientes secos, aunque agradecerá que la pulverices de vez en cuando.
Una precaución: ten cuidado si tienes gatos, ya que es una planta tóxica para ellos.
Conocido como lirio de la paz o cuna de Moisés, el espatifilo es una planta con flor muy agradecida y que llenará tu casa de una belleza sin igual, gracias al contraste entre sus grandes y brillantes hojas verdes y sus brácteas blancas, que protegen sus características flores. Y es que lo blanco no es, en realidad, la flor de esta planta, sino su espata. Sus flores brotan en la pequeña asta blanca que surge de ella (espádice) y que, cuando alcanza su madurez, comienzan a tornarse verde pálido.
Para que crezca frondosa y muy verde, además de favorecer su floración, presta atención a estas indicaciones:
Luz: requieren grandes dosis de luz indirecta tanto en invierno como en verano, por lo que conviene colocarla en una estancia muy luminosa pero sin sol directo, que podría quemar sus hojas.
Temperatura: a no ser que vivas en una zona muy cálida, esta planta tropical prefiere el interior. Lo ideal es mantenerla entre 18 y 25 °C y nunca superar los 30 ni bajar de los 15 °C. Si consigues mantenerla a 18 °C por las noches y entre 20 y 25 °C por el día, conseguirás una floración constante desde primavera hasta otoño. Evita exponerla a fuentes de calor o corrientes de aire.
Riego: mantén el sustrato siempre húmedo, pero sin encharcarlo. Un truco: coloca un plato con guijarros y agua debajo de la maceta, de manera que la planta se aproveche de la humedad. También puedes pulverizar sus hojas con agua templada.
Esta planta tropical es otra de las perfectas para principiantes, debido a sus escasas necesidades. Lo más llamativo del anturio son sus brácteas o espatas, rojas o rosadas, con forma de corazón, que confieren un toque exótico a cualquier rincón de tu casa. Sus flores crecen el espádice, donde cada puntito es una diminuta flor. Una de sus particularidades, que se suma a su belleza, es que es de las plantas purificadoras capaces de limpiar el aire del interior de tu hogar.
Con unos cuidados determinados, podrás disfrutar de su floración durante todo el año. Son los siguientes:
Temperatura: evita someterla a cambios bruscos. Será capaz de mantener la flor durante todo el año si la mantienes entre 18-20 °C y 28 °C, evitando siempre temperaturas inferiores a 15 °C y superiores a 35 °C. Protégela de fuentes de calor (calefacción o radiadores) o corrientes de aire.
Luz: colócala en un lugar luminoso, pero donde reciba luz indirecta, evitando el sol directo, que podría quemar sus hojas.
Humedad: la clave para que el Anturio prospere es la humedad. Recuerda que es una planta tropical, por lo que no estará de más que, de vez en cuando, pulverices sus hojas con un poco de agua (a unos 15 cm de distancia). Otra opción es colocar un plato con guijarros y agua debajo de la maceta, de manera que aproveche la humedad que produce.
Riego: no tolera el exceso de riego, por lo que lo ideal son riegos moderados –una vez a la semana en invierno–, aumentando la frecuencia en verano. Si tienes dudas, antes de regar comprueba si el sustrato está ligeramente seco.
El pie de elefante, también conocido como yuca, es una planta tropical (una más), perfecta para los iniciados en la jardinería, ya que es muy resistente y necesita pocas atenciones. Lo más característico es su tallo, con forma de pata de elefante, de ahí su nombre. Además, su porte esbelto la hace ideal para decorar cualquier esquina de tu casa.
La yuca es una planta muy agradecida que es capaz de soportar incluso situaciones de ‘abandono’.
Luz: colócala junto a una ventana donde reciba mucha luz, incluso con sol directo. De hecho la falta de luz provocará que sus hojas amarilleen.
Temperatura: mantenla a temperaturas entre 18 y 38 °C. Hay que tener especial precaución con el frío extremo, ya que podría dañarla.
Riego: la yuca es una de esas plantas que sufren cuando las riegas de más. Antes de echarle agua, comprueba que el sustrato esté seco. En estas plantas es muy importante asegurar un buen drenaje, para ello coloca en el fondo de la maceta unos guijarros.