Tras una etapa especialmente complicada y, aún con cierta incertidumbre por el futuro más inmediato, quien más quien menos ve la luz al final del túnel, y espera cumplir esa lista de propósitos que hicimos para este 2021. Pero, ¿has incluido en ella cuidar tu bienestar emocional? Después de una etapa compleja como la que hemos vivido, las emociones están a flor de piel, y no es una mala idea dedicarnos un poco de tiempo para darnos cuenta de que están ahí y saber cómo abordarlas, con el objetivo de conseguir sentirnos mejor.
“Si 2020 nos ha enseñado algo es a mirar las cosas desde un prisma diferente. Ha sido un año emocionalmente duro de afrontar por el dolor de la pérdida, el sufrimiento de la enfermedad propia o cercana, el haber estado en primera línea en la batalla contra la Covid-19, las consecuencias económicas y laborales derivadas de la pandemia, el distanciamiento social, etc”, nos cuenta la psicóloga clínica Pilar Guerra, para quien, en general, hemos aprendido a valorar las cosas que teníamos antes de que llegara la pandemia, pero también en muchos casos ha sido un año de bajón emocional.
“Ya hay datos del aumento en el número de diagnósticos de trastornos depresivos que se han detectado en los últimos meses”, nos explica la experta. Por todo ello, tomar conciencia de nuestras emociones y saber cómo gestionarlas se vuelve más que nunca primordial para no caer en el pozo de la desesperación y para poder sobrellevar todo lo que esté por venir.
Uno de los objetivos debe ser cuidar nuestro bienestar emocional. “Cabe preguntarnos si el bienestar emocional es un sentimiento en sí, otra más de las sensaciones que experimenta el ser humano. Los sentimientos más básicos son la alegría, la tristeza, la frustración, el miedo… pero hay sensaciones como la de sentirnos o encontrarnos bien, que podría denominarse bienestar emocional, que se da siempre y cuando nosotros tengamos la consciencia de tenerla”, matiza la experta, que nos cuenta que lo primordial es saber que tenemos un estado emocional. “Muchas personas ni siquiera conocen que tienen emociones, ni saben reconocer si se encuentran bien emocionalmente o no”, nos explica Pilar Guerra.
Partiendo de esta base, en general, así como nuestro cerebro se pregunta cada día cómo nos encontramos a nivel corporal, de igual forma debemos preguntarnos cómo nos sentimos emocionalmente, reconocer si tenemos bienestar o malestar emocional y llegar a delimitar cuáles son nuestras emociones.
“El bienestar emocional entonces se podría definir como un equilibrio entre los pensamientos, los sentimientos y la conducta. En psicología a esto se le llama estructura de coherencia, que engloba varios subconjuntos, el de las ideas, el de las emociones y el de las respuestas”, nos detalla la especialista.
En su opinión, lo más importante sería ser conscientes de que tenemos una parte emocional, que es más instintiva y primitiva y, en general, la solemos tener menos desarrollada y, sobre todo, menos conocida. “Tenemos que reestructurar la idea de que ‘de las emociones no se habla’, o que ‘no está bien visto hablar de emociones’. Es una creencia limitante en la sociedad y es un aspecto al que tenemos que darle la misma importancia que a los pensamientos o las conductas”, nos cuenta.
Y es que hay que asumir una idea de una vez por todas: la salud emocional es una parte muy importante de la salud en general. “Está comprobado que los individuos que son conscientes de sus sentimientos tienen una mejor gestión de los pensamientos y de sus conductas. Y tienen muchas más herramientas para afrontar los sucesos de la vida. En general, son personas que se encuentran bien dentro de su propia piel, son capaces de mantener buena relación con ellos mismos y una mejor relación con los demás”, nos explica.