La vitamina D es una vitamina que cumple diferentes funciones en el organismo, entre las que destaca la de servir como vehículo para la absorción del calcio por parte del organismo, un mineral que es esencial para el desarrollo y crecimiento de los huesos y para mantenerlos fuertes. Sin la vitamina D el calcio no puede ser absorbido y en los adultos, se produce un proceso gradual de desmineralización ósea que ocasiona primero una osteopenia y luego una osteoporosis, con el elevado riesgo de sufrir fracturas que esta patología comporta. En los niños puede ser el origen de raquitismo.
También ejerce un papel protector frente al cáncer de próstata, de mama o de piel. En el caso del cáncer de mama, los niveles de vitamina D en sangre constituyen también un importante factor pronóstico, ya que cuando estos son elevados se reduce a la mitad el riesgo de propagación del cáncer y la mortalidad por esta causa se reduce hasta en un 73%.
Fuentes de obtención de vitamina D
Aunque la cantidad de vitamina D que necesita el organismo depende fundamentalmente de la edad y el sexo, el propio organismo la sintetiza al exponerse la piel al sol durante un tiempo muy corto. Las recomendaciones de los expertos han establecido que es suficiente una exposición de 15 minutos tres días a la semana para mantener los niveles en sangre de esta vitamina en los márgenes de normalidad.
No obstante hay toda una serie de alimentos que contienen esta vitamina y que la pueden aportar a través de la dieta: los pescados grasos, como el salmón o el atún; el hígado de ternera, las yemas de huevo, el queso, los champiñones, etc. Además, actualmente son muchos los alimentos que se producen enriquecidos con vitamina D, como la leche, los cereales para el desayuno, zumos de fruta, etc. Y además están los suplementos vitamínicos para completar las necesidades del organismo.
No obstante hay que tener en cuenta que un exceso de esta vitamina puede resultar perjudicial para la salud, ya que favorece la absorción de calcio a través del tracto intestinal, lo que puede producir una hipercalcinemia o, lo que es lo mismo, un exceso de este mineral en sangre, que se manifiesta de diferentes formas: