La amistad es el tipo de relación más libre que se pueda tener, es por eso que cuidarla y hacer lo posible por mejorarla diariamente es fundamental. Para mejorar significativamente tus relaciones te recomendamos seguir estos principios, presentes en la base de todo vínculo sano:
Demostrar respeto:
Evitá las críticas que no sumen. La crítica constructiva, por otro lado, debe ser constante. Sobre todo hacer los comentarios en los momentos adecuados y de la mejor manera. Si uno está enojado, es mejor esperar antes de actuar o hablar. Y optar por aclarar las situaciones cuando se esté calmado. Es importante hacerle saber al otro lo que a uno le molesta, porque si se guarda la molestia o enojo para uno mismo, se pueden convertir en rencor, lo que daña las relaciones a futuro.
El respeto es fundamental para cimentar relaciones sanas. Es clave valorar y tolerar las opiniones del otro, de esta forma se cosechan buenas relaciones y la confianza crece a medida que el tiempo pasa.
Expresar afecto:
El poder de la palabra es enorme: decirle a tus amigos cuánto los querés, es una forma de ser proactivo. Recordá que un halago, abre el corazón de cualquier persona. Pero no se trata de adular al otro, no halagar de más por halagar. Los elogios deben ser para momentos especiales y deben salir desde el corazón.
Ser comprensivo:
Cuando tu amigo se equivoque, no juzgarlo de manera cruel. Por el contrario, hacerle saber que lo entendés y que a vos también te pudo haber pasado, es la mejor manera de demostrarle tu afecto. Si lo criticas y lo censuras, solo vas a lograr que se cierre y que se ponga a la defensiva- dejará de contarte sus secretos y errores por temor al rechazo-.
No seas duro, un buen amigo sabe escuchar y es compasivo ante las dificultades del otro. Es importante que tengas en cuenta: si el error cometido fue grave y te sentís en el deber de hacérselo saber no lo dudes, la clave está en decirle las cosas de manera afectuosa, sin odio; de esta manera va a entender mejor por qué no estás de acuerdo y caerá en cuenta que lo que hizo no estuvo bien.
Compartir:
Cuando te animas a compartir tu vida con los demás, aunque sea contando pequeños detalles, entablas un vínculo que le permite al otro llegar a conocerte y confiarte cosas de la misma forma en que vos lo haces.
Esto traerá solo buenas consecuencias, porque se podrán relacionar sin dificultades. Es una forma de darle espacio al otro en tu vida, permitir que te pueda cuidar o ayudarte. El acompañamiento mutuo es la base de sentirse valorados también mutuamente.