Tus suelos de madera están viejos y estropeados pero ¿no contemplas la opción de cambiarlos? te damos algunos consejos para pintarlos y renovarlos por completo. Puede que te parezca una tarea muy compleja para tus habilidades, pero en realidad es bastante fácil. Lo importante es que, una vez hayas terminado, tus suelos quedarán como nuevos y le habrás dado a la decoración un aire único.
La madera es un material delicado que sufre con el paso del tiempo y el uso cotidiano. Ahora te proponemos una forma de renovarlo con pintura, una técnica repleta de ventajas. Una de las más importantes es que se pueden realizar un sinfín de efectos diferentes, capaces de cambiar por completo el resultado final. Podés pintar el suelo de blanco, jugar con las tonalidades de la madera, con colores vivos o con patrones geométricos. Vos elegís.
Elegir el color blanco para renovar tus suelos de madera es una opción que siempre funciona. Aporta luminosidad al espacio y le dará a la decoración un aire más ligero, por lo que es una idea adecuada para habitaciones pequeñas. Solo tendrás que pensar que los suelos blancos necesitan una limpieza y mantenimiento bastante exigente, ya que la suciedad será mucho más evidente que en los pavimentos oscuros.
A la hora de pintar los suelos de madera de un espacio concreto de tu casa, podes optar por elegir un solo color o por combinar varios.
En el pasillo podés pintar en diferentes colores (ej: azul y blanco) y mezclar con otras en color madera. El resultado es muy interesante. Diferentes diseños, combinaciones de colores y acabados, técnicas de pintura decorativa… Los suelos se convierten en el lienzo perfecto para desarrollar la creatividad.
El único requisito es proteger el resultado con el barniz adecuado para una mayor duración en el tiempo.
Existen numerosos tipos de pintura con los que podés renovar tus suelos de madera, aunque la recomendación de los expertos son los esmaltes al agua. Resultan más fáciles de utilizar, se limpian mucho mejor y secan en menos tiempo lo cual es una ventaja. Además, hoy día existen pinturas acrílicas que ofrecen una gran resistencia y durabilidad. Por otro lado, el barniz que se aplica después ofrece la protección necesaria.
Para empezar conviene eliminar en lo posible los barnices y la suciedad de la superficie. Lo conseguirás lijando la madera y para ello necesitarás una lijadora eléctrica. Trabaja de forma ordenada, delimitando zonas. Después tendrás que limpiar a fondo el suelo para eliminar el polvo del lijado, fregando con agua jabonosa.
Una vez tu suelo esté bien limpio y seco, llega el momento de pasar a la acción. Comienza por aplicar un sellador al agua. Se trata de cerrar el poro de la madera y alisarla, consiguiendo así que la pintura que apliques después tenga una mayor adherencia. Ya podés comenzar a pintar el suelo del color que hayas elegido, utilizando brocha o rodillo.