Puede que no te hayas parado a pensar que los animales también pueden necesitar una transfusión de sangre o un hemoderivado para completar las intervenciones quirúrgicas a las que son sometidos. Los perros y gatos pueden necesitar sangre ante un accidente, parásitos sanguíneos, pancreatitis, cáncer o enfermedades autoinmunes. ¿Qué hacer?
Los veterinarios pueden recurrir a los bancos de sangre animales. Sin embargo, éstos no proveen de recursos para cualquier mascota, sólo perros y gatos. Como en el caso de los humanos, cada especie tiene sus propios tipos sanguíneos y se deben cumplir unos requisitos para poder ser donante.
Los canes disponen de hasta 8 grupos sanguíneos diferentes, se les denomina DEA, que significa Dog Erythrocyte Antigen, o lo que es lo mismo, es decir, glóbulos rojos de perro. Por su lado los gatos tienen menos grupos, solo 3, y se nombran como A, B y AB. Como en el caso de los seres humanos, una transfusión de sangre de perros y gatos sólo puede realizarse entre un donante y un receptor del mismo tipo sanguíneo.
No existen contraprestaciones económicas por este recurso, es decir: los donantes no obtienen pago por su sangre. Dado que los animales no pueden acudir a estos bancos de forma voluntaria, son sus dueños los que acceden por ellos y autorizan el proceso. A cambio se les puede conceder una serie de beneficios en cuestiones de salud: vacunaciones y exámenes físicos gratuítos, así como el análisis de su salud sanguínea para cerciorarse de que la donación es óptima.
Sin embargo, no es común que existan centros de reserva de sangre. La práctica más común es que los perros y gatos donantes queden registrados y a la espera de la llamada del veterinario o el centro de banco de sangre, entonces cuando hay una urgencia o una intervención quirúrgica son avisados y se realiza la transfusión en el acto.
Cuando un perro o gato se inscribe como donante y adquiere una serie de ventajas veterinarias de forma constante, está obligado a donar sangre hasta un máximo de una vez al trimestre. Es común que el animal pase una revisión médica justo antes de la donación, que consiste de forma concreta en una analítica para determinar si no es portador de alguna enfermedad de la sangre o parásitos que pudiera trasladarse al receptor.
En ambos casos la edad de los animales debe superar el año de edad y no exceder los 8 años, aunque en algunos casos este requisito se extiende hasta los 10 años. Además es importante que se trate un animal con hábitos saludables, para ello se realiza un seguimiento constante de su estado, además de vigilar un posible contagio de enfermedades o parásitos.
También es relevante que se trate de un animal con un talante tranquilo, pues ser donante implica acudir cada cierto tiempo a realizar una transfusión y si el animal es nervioso o tiene problemas de comportamiento la donación puede convertirse en imposible.
Por otro lado, en el caso de los perros solo los más grandes pueden ser donantes. La normativa exige que sean animales con un peso superior a 25 kg, los que se consideran típicamente como perros de razas medianas-grandes: gran danés, san bernardo, terranova, mastín, labrador, etc…
En el caso de los gatos el requisito de peso está en los 3,5 kg mínimos. Además, se suele exigir que sean felinos que permanezcan siempre en el hogar, que no hagan incursiones exteriores, para evitar la posibilidad de parásitos o infecciones.
Tanto perros y gatos donantes tienen como obligación no estar medicándose en el momento de la extracción, además de no haber recibido donaciones de sangre anteriormente. Si ese es el caso, el animal debe esperar varios meses antes de poder donar de nuevo.
Un momento muy sensible para el animal y su dueño es cuando se realiza la extracción. Si ya de por sí a veces resulta difícil tender al animal para ser oscultarlo o recibir el pinchazo breve de una vacuna, extraer la sangre puede ser algo más complejo. Es importante por eso mismo que el animal sea tranquilo, en caso contrario podría desarrollar un rechazo a la situación y hacer muy difícil la intervención.
El proceso de donación puede durar entre 10 y 15 minutos, aunque antes el animal debe pasar por un reconocimiento de salud que durará otros 30 minutos de media. Para donar se exige que el animal no haya ingerido alimento alguno durante las 3 horas anteriores, pero se desaconseja que acuda en ayunas, y se recomienda que ingiera líquidos en la medida de lo posible.
La extracción de sangre se realiza por la vena yugular, en posición decúbito lateral. Para ello es necesario afeitar la zona, por lo menos un área de 5 cm. Solo en situaciones en las que el animal se muestre nervioso durante la extracción se le administrará por vía intravenosa un fármaco que pueda calmarle. Se trata de una dosis muy baja de diazepam y ketamina.
Al término de la extracción, se deja al animal en observación de alrededor de media hora, para comprobar que su estado es óptimo y que no sufre ningún tipo de desequilibrio. Posteriormente, ya en casa, se recomienda que realice una ingesta calórica y que no realice ejercicio durante las siguientes horas.