Lo primero es definir el destino. Siempre acorde a los gustos e intereses de ella, buscar un lugar para viajar con las siguientes características: que no sea muy lejos y que no sea muy cerca. Difícil ¿no? Esta es una de las premisas fundamentales si uno desea hacer un viaje sólo por un fin de semana. De lo contrario, el viaje pensado para descansar terminará siendo contraproducente y generándonos más cansancio que otra cosa. Además, el tiempo de viaje es un tiempo que “no se puede aprovechar”. Aunque…la sabia frase ya lo dice “el viaje comienza desde que ponemos un pié fuera de casa”.
El segundo paso, es saber qué tipo de atracciones tiene la ciudad, playa o montaña que hayamos elegido. De manera tal, que simplemente tengamos que darle a mamá un par de opciones para elegir; en vez de tener que averiguar desde cero en una agencia de turismo qué es lo que puede hacerse en ese lugar.
Es importante no atosigarse mutuamente, cuando los viajes son familiares uno tiende a ser demandante. Es importante recordar que el motivo del viaje es el día de la madre y que si bien todos vamos a disfrutar, lo ideal es que ella pase un día genial.
Lo tercero es muy simple… ¡disfrutar! En lugar de hacer pequeños regalos por separado, juntarse y hacer este gran regalo puede ser una verdadera sorpresa y puede resultar ser un festejo diferente.
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